lunes, 14 de marzo de 2011

VIAJE AL CORAZÓN

Viaje al corazón

1.

Ashley Dixon paseaba por las calles de Inglaterra, le encantaba su país, y además decía que los ingleses tampoco estaban mal.

Con 21 años acababa de acabar los estudios dificultosamente y no sabía en que iba a trabajar.

A ella le daba igual todo en lo que se refería al trabajo ya que pertenecía a una familia rica.

Su madre, Anne Dixon, era una famosa diseñadora de moda que no hacía más que preocuparse por su hija ya que ella no se mostraba, digamos, muy interesada por el mundo.

De el padre de Ashley no se sabe mucho, solo que es un ricachón de dinero heredado que no trabaja, solo se pasa el día en su yate pescando y cada noche se lleva a una chica a su casa.

Así es madre y padre están divorciados

Aunque a Ashley no le importa, ella no tiene interés por su padre.

Anne quiere que su hija encuentre al marido perfecto que ella no tuvo.

Ashley no iba sola, iba acompañada de su amiga Mina Fisherman viene de familia normal. Ella solo quiere que su amiga deje de compararla y de decirle que si ella fuera rica todo sería distinto.

A Ashley le encantaba mirar la hora en el Big Ben ya le hacía sentir como de otra época y le hacía sentir paz y tranquilidad.

2.

Una llamada de teléfono hace salir a Ashley de sus pensamientos:

-¿Si?-preguntaba Ashley.

Ella sabía de más quien era,”su pesada madre”, que quería saber donde estaba que hacía y lo más importante, con quien estaba.

-Hola cariño soy mamá, que te parece

si hoy almorzamos juntas tengo una sorpresa para ti.-decía Anne con aire de importante.

-Am ¿y se puede saber que es?

-No no come hoy conmigo y lo sabrás.

-vale.-dijo Ashley como cediendo un poco.

Su madre colgó sin añadir palabra.

-¿Qué quería tu madre?-le preguntó Mina.

-Por lo visto ahora quiere hacerme un regalo y conociendo a mi madre creo que no me va a gustar.

-No seas así, tu madre te hace regalos con todo el cariño.

-Créeme si tuvieras una madre como la mía me estarías dando la razón.

-Bueno tú piénsalo.

-Vale, me voy que si no mi madre me va a llamar otra vez.

-Vale hasta luego.

Ashley cogió el primer taxi que vio y se marchó a su casa.

Cuando llegó su madre ya estaba sentada aunque no había empezado a comer.

-¿Cómo te ha ido el día querida?

-Como siempre no he encontrado nada de ropa para comprar. Y por cierto, que era esa sorpresa que tenías para mí.

-Pues déjame que te cuente, como por fin has terminado tus estudios he decidido que te mereces un regalo.

He decidido comprarte un viaje de todos lo gastos pagados a Solimán.

-¿Y donde se supone que está eso?

-Hija está en Estambul y es una ciudad preciosa.

-No me podías haber mandado a Francia.

-Ya has estado allí.

-Además, ¿no querías conocer el mundo? Pues empieza por allí.

-No tengo otra opción ¿verdad?

-Ya está todo preparado para mañana así que ya puedes hacer las maletas.

-¡MAÑANA! No puedes decirlo en serio.

-Pues sí, ¿está todo claro?

Y Ashley respondió mordiéndose la lengua:

-Tan claro como el agua.

Oye una pregunta mamá

¿Mina puede venir?

-Lo siento hija pero el viaje es solo para una persona.

Sin soltar palabra Ashley se fue enfadada a su cuarto pensando en que iba a llevarse. No podía imaginar que su madre fuese a veces tan fría.
No le apasionaba demasiado irse a “Estambul” con los árabes y todo eso. Hizo las maletas y se dirigió al aeropuerto.

3.

A Ashley no le gustaban los aeropuertos, odiaba las colas que se formaban y tampoco le hacían mucha gracia los aviones.

Cuando ya tenía los papeles en regla le dio el billete a la azafata que le indicó donde se tenía que sentar.

Su billete era de clase normal así eso no le gustó nada pero aún así intentó tranquilizarse, al menos la persona que le había tocado al lado no roncaba.

Le tocó al lado de la ventana y desde allí ya no se veía con tantas ganas con antes. Estaba nerviosa nunca había estado en oriente, tampoco es que le interesara demasiado.

-No es un sitio muy turístico pero según mamá es una ciudad preciosa, aunque no recuerdo que mi madre haya estado allí, pues nunca me ha hablado de ello hasta ahora.

Una vez dentro se puso los cascos empezó a escuchar música cerro los ojos y por unas horas se olvidó de estaba en un avión.

Eran las 7:35 de la mañana cuando se despertó solo se veían nubes.

Se sentía rara y tenía la ligera impresión de que alguien la observaba.

De pronto le entraron nauseas y fue directa al servicio de el avión.

Cinco minutos después salía del servicio con la cara blanca y un poco mareada.

Una azafata le preguntó que como se sentía.

Ella le pidió un vaso de agua y se volvió a sentar.

A las 8:30 el avión aterrizó.

4.

Ashley pensaba en la rara sensación que había tenido.

- Que estúpida soy, porque alguien me iba a estar observando.-pensaba Ashley.

En la salida del aeropuerto buscó algún cartel que pusiera su nombre pero después de un buen rato buscando se dio cuenta de que nadie le esperaba.

Sin pensárselo dos veces cogió un taxi y enseñándole un mapa de Solimán le mostró al taxista donde quería ir.

Aquello parecía muy distinto a todo lo que había conocido.

Las personas, las casas, incluso la música era distinta.

Los edificios tenían dos extremos o eran palacios o pequeñas casitas.

Se bajó del taxi en el centro de la ciudad.

Una vez allí se sentó en uno de los bancos para pensar en que haría. Estaba perdida y no podía hablar con nadie. Estaba desesperada.

Una voz en su cabeza resonaba:

-Tranquila no te pasará nada.

- Debo de estar volviéndome loca.-pensó ella.

Se levantó dispuesta a caminar con la esperanza de encontrar un hotel.

Levantó la vista y a unos 10 pasos de ella un hombre de aspecto fornido le mirada sin contemplación.

Ashley se dio la vuelta para intentar no mirarle.

Pero al echar un vistazo a su alrededor aquel hombre no era el único que le seguía, al menos tres más no le quitaban el ojo de encima.

Ashley se asustó y empezó a callejear por el centro de la ciudad sin tener ninguna idea de a dónde iba.

Aquellos hombres empezaron a perseguirla bruscamente y Ashley empezó a correr no sabía donde meterse.

De repente vio un callejón y se metió en él.

Estaba sosegada de tanto correr.

Aquel callejón no tenía demasiada luz y tampoco olía my bien.

Giró la cabeza para comprobar si aún la seguían.

- ¿Por qué me seguirán?¿que he hecho?

Al volver ponerse recta alguien estaba delante de ella, ella profirió un grito.

- De donde había salido, ese callejón no tiene salida.-pensó.

Se dio la vuelta para salir de allí cuando se dio cuanto de los hombres de antes ya le habían encontrado.

Ella tenía la respiración entrecortada, aquella persona empezó a acercarse.

Estaba asustada y notaba como le faltaba oxígeno.

- No te acerques.-le ordenó.

El no le hizo caso y siguió avanzando.

Empezaron a resonarle los oídos.

- A..le..ja..te.-le suplicó.

Ashley intentó no caerse apoyándose de la pared pero no pudo y justo antes de caerse al suelo el la cogió.

Justo antes de desmayarse pudo mirarme pero lo único que apreció fueron los ojos más azules que jamás había visto.

5.

Ashley despertó creyendo que todo lo que había pasado había sido como un mal sueño.

Pero cuando abrió los ojos pudo comprobar que la pesadilla no había hecho más que empezar.

El cuarto era como el de una película de Boliwood con muchos colorines y seda por todas partes.

Entonces Ashley se dio cuenta de que no estaba sola.

-¡ah! Eres tú.-gritó.

-¿Cómo te encuentras Ashley?-dijo él en un tono más bien bajo.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Se mucho mas que tu nombre.-dijo empezando a acercarse.

-No te acerques.-dijo levantándose de la cama.

- Has perdido el conocimiento y has estado inconsciente un par de horas. Siento haberte asustado.

- Asustado es decir poco.

- Mi nombre es Edward.

- Pues Edward no sé porque me has traído aquí pero quiero que me liberes.

- ¿Por qué quieres irte tan pronto?, aún no me conoces.

- No creo que tenga muchas ganas de conocerte.

- ¿No?, pues yo creo que si.-dijo acercándose aún mas.

Ya estaba a un paso de ella casi podía rozarse con él y Ashley ya no podía retroceder él la miraba tan intensamente que Ashley se quedó sin palabras.

Una parte de ella le pedía que saliera pitando de allí y no mirara atrás pero otra y no sabía cuanta fuerza podía tener deseaba quedarse allí hablando con Edward.

Él puso las manos en la pared y Ashley quedó acorralada, ella tenía el corazón que le iba a estallar.

Se fue acercando lentamente casi podía rozar sus labios cuando…

Se abrió la puerta y un guardia empezó a hablar.

- Señor, perdón por molestar pero el Señor Fritzpatrick le está esperando.

- Dile que ahora mismo voy.

- Lo siento pero debo irme.-contestó el apenado.

Edward se fue con el guardia pero antes de salir le dijo:

- No te molestes en escapar jamás conseguirías salir de aquí. Y temo que te puedan hacer daño, aquí no todos son tan considerados como yo.

Ashley no contestó, se sentó en el suelo pensando en lo que podía haber pasado si aquel guardia no hubiera aparecido.

-¿le habría besado?.-pensó.

Se quitó la idea de la cabeza, como podía pensar en eso estaba sola y no sabía si me podía fiar de él.

Entonces se dio cuenta de que ahora podía escapar y aunque en parte le dolía en el alma irse ahora mismo creía que era lo más conveniente.

Abrió la puerta y empezó a pensar en lo que le había dicho.

-¿ Qué quería decir con lo de considerado?-pensó.

- Yo que tu no lo haría.-resonó en su cabeza.

- No, otra vez no, que me está pasando.

Salió del cuarto, no había nadie y estaba oscureciendo era una buena ocasión para escapar.

Caminó por el pasillo y empezó a escuchar la voz de Edward.

Se fue acercando hasta que ya pudo verlo.

Estaba entablando una conversación con otra persona.

- Supongo que será el señor Fritzpatrick.-murmuró.

- No puedo hacerlo.-dijo él

- Tendrás que hacerlo o convertirla.

- No, no lo haré, no destrozaré su vida.

- Pues has firmado su sentencia.

- No lo permitiré.

Edward y el señor Fritzpatrick se callaron y de pronto se apagó la luz.

Ashley retrocedió pero se topó con algo.

Ella tuvo un escalofrío.

Se dio la vuelta y allí estaba él quieto y con la mirada clavada en mí.

- ¡ Que has visto!

- Nada lo juro.

-¡ mientes!

-¿ Cómo has llegado hasta mi tan rápido? Estabas hablando allí y ahora está aquí, ¿Cómo lo has hecho?

Él la cogió del brazo tan fuerte que parecía que se lo iba a arrancar y la arrastró hasta la habitación, la tumbó en la cama y la agarró manos y piernas.

-Dime ahora mismo lo que has visto o…

-O que ¿o me matarás?.

-Quizá debería hacerlo.

-Pues mátame adelante pero déjate de tonterías.

Una lágrima le resbalo por la cara, y sus sentimientos eran fuertes no sabía que hacer.

Se llenó de valor y por fin preguntó:

-¿Qué eres?

-Nos vamos acercando.

-Contesta.

- ¿De verdad quieres saberlo?

Sin decir palabra él la beso, un beso prolongado.

Ella se revolvió no quería besarle, intentó escapar pero no pudo y dejo de moverse así que apartó la cara.

- No te hagas la dura que eso no funciona conmigo.

- Suéltame.

- Eres un engreído.

- Gracias.

- ¿Es que todo para ti es una broma?

- No todo.

- ¿Qué no lo es?

- Tú.

Oyó una voz en su mente:

- Tranquila. Confía en mí.

- Oh no, eras tú en todo momento verdad, tu te metes en mi cabeza. Pero, ¿Cómo lo haces? Es imposible.

- No hay nada imposible.

- ¿A qué te refieres?

- Te lo contaré todo pero no aquí, pueden oírnos.

- ¿Quién?

- Todos.

Salieron de la habitación bajaron las escaleras sigilosamente y salieron fuera.

6.

- Cierra los ojos.-murmuró.

Ella los cerró.

Notó por un momento como si flotara era una sensación que no podía explicar sentía una cosquillas en el estómago como cuando estas a punto de caer por una montaña rusa .

- Abre los ojos.

Ella los abrió lentamente para acostumbrarse a la luz.

- Te suena este sitio.-dijo Edward.

- Ah, esto es… es Londres. Creo que esto está empezando a asustarme.

- Ahora nadie puede oírnos.

- ¿Qué eres?

No sabía si quería saberlo estaba confundida.

- Verás, hace unos cuarenta y cinco años, robaron en mi casa, mis padres intentaron impedirlo pero no pudieron, a ellos los…

Se le apagó la voz antes de poder decir la siguiente palabra pero consiguió acumular el valor suficiente para decirlo.

- Los mataron, Ashley y yo no pude hacer nada por impedirlo.

Después de eso no volví a ser el mismo, me alejé de mis amigos suspendía en todo. En el instituto me tacharon de bicho raro y un día tome una decisión, que no quería seguir en este mundo. Cogí una soga, me fui al desván, la colgué de una viga y me dejé caer.

El dolor no estaba comparado con la presión y cuando estaba a punto de desmayarme alguien acudió a por mi, me agarró y me soltó de la soga, lo último que recuerdo fue un dolor insufrible en el cuello.

Cuando desperté me sentía distinto, tenía una señal en el cuello, era como una marca.

Entonces el señor Fritzpatrick entró y me explicó en lo que me había convertido, ya no era el simple chaval que había sido siempre, me había convertido en un vampiro.

Al principio esa idea me aterró, todo lo que sabía de vampiros era que mataban personas y yo no quería hacer daño a nadie.

Durante unos meses me vi en la obligación de beber sangre humana, pero mi mentor, el señor Fritzpatrick, me enseño otro camino, otra forma de vivir esta cruel vida, me enseño a beber sangre animal, no es lo mismo, pero te mantiene vivo.

Hace unos cinco meses tuve una visión, te vi a ti y desde entonces estoy buscándote.

Cuando te encontré empecé a saber cada día mas cosas de ti, a conocerte, te observaba, y convencí a tu madre para que te regalara este viaje y tener una oportunidad para conocerte.

- Un momento, ¿Cómo se lo pediste a mi madre?

- Pues muy fácil me hice pasar por diseñador, me infiltré en su mundillo, y le hable de Solimán y de todo a lo que correspondía, unas cuantas palabras alegres y tu madre quedó convencida.

Pero cuando llegaste ocurrió algo…

El señor Fritzpatrick me ordenó que te matara en señal de lealtad pero yo no quería, como iba a matar a la persona mas importante de mi vida eres lo único que tengo si te pierdo a ti también ya no tendré razón para existir, eres el hilo que me mantiene con vida, eres la fuerza que me mantiene recto, eres como una brisa fresca en un día de verano. Y me siento muy protector contigo.

Ashley no tenía palabras para decir, estaba atónita, nadie le había dicho eso en su vida, jamás pensó que pudiera existir alguien tan perfecto como Edward, se acordaba de su madre. Entonces le vino a la mente una posibilidad que no le agraciaba:

- ¿ Y qué pasará ahora con el señor Fritzpatrick?

- Es lo que he venido a explicarte, Ashley tienes que volver a casa hasta que yo me ocupe de él. No pienso dejar que te haga daño.

- ¿ Y que pasará contigo?

- Tranquila mi ángel, no tienes de que preocuparte, vuelve a casa.

- No pienso dejarte.

- Tienes que hacerlo, cuando todo esto termine me reuniré contigo mañana en el Big Ben a las 10:30 si no estoy mas vale que salgas rápido de allí. Corre vete.

Antes de irse le besó y a ella le callo una lágrima.

- Volveremos a vernos te lo juro.

7.

Ashley se fue corriendo hacia su casa, no había demasiada gente en la calle pero eso no le importó, abrió la puerta de su casa y le extraño algo, estaba todo oscuro y nadie le atendió a pesar de que solo eran la 8:30 de la tarde.

Un escalofrío recorrió todo si y un montón de malos pensamientos se posaron en la cabeza.

De repente la luz se encendió Ashley gritó, ya que todos sus criados yacían en el suelo descuartizados, y gran charco de sangre bañaba el suelo.

- ¡ que le has hecho a mi madre!

- Nada de momento.-sonó una voz en el viento.

- Como la toques…

- Que va a hacerme una humana como tú.

- Ya estoy muerto.

- Ya se que estás muerto, Edward me lo ha contado todo.

- No todo.

- ¿A qué te refieres?

- A que no te a contado porqué quiero matarte.

- ¿Qué?

- Verás es una de las normas más antiguas de los vampiros, las relaciones entre vampiros y humanos están prohibidas. Así que le di a Edward la opción de convertirte, pero Edward es débil y pensó que era una abominación hacerte eso.

- Mientes.

- No, por eso voy a hacerle un favor, te mataré y después lo mataré a él.

- Donde estas.

- Detrás de ti.

Ashley se dio la vuelta y vio a Fritzpatrick agarrando a su madre con una mano y con un puñal en la otra.

- Para.-dijo Edward apareciendo de la nada.

- Mira quien aparece.

- No la toques.

Fritzpatrick soltó a Anne y se fue directo a por Ashley, y sin darle tiempo a reaccionar le clavó el puñal en los riñones y Ashley profirió un grito.

- ¡Óyela gritar!

- Maldito.

- Eres idiota Edward, aquella noche ni siquiera te diste cuenta que yo maté a tus… padres. Si, fui yo, necesitaba a alguien joven a mi servicio y quien mejor que tú. Y te lo puse muy fácil, para que no te apegaras a nadie maté a tus padres y tuvo que llegar esta niñata y extropearlo todo. ¡pudiste haberla convertido, pero has preferido verla morir.

Sin pensarlo dos veces Edward sacó una estaca de su chaqueta y se la clavó a Fritzpatrick que pronunció las siguientes palabras:

- Te di la vida y así me lo agradeces.

- No me diste la vida si no la muerte y ahora te toca a ti morir.

El cuerpo Fritzpatrick cayó al suelo muerto y Edward se fue directo a Ashley que ya apenas respiraba.

- No, por favor quédate conmigo, no te vallas.- Edward empezó a llorar desasosegadamente. Lo siento pero no tengo otra opción.

Cogió a Ashley e hincó los dientes en su cuello. Luego se cortó en la mano y le dio de beber. Ashley empezó a coger color y sus heridas se curaron.

8.

Ashley despertó en su cuarto estaba un poco desconcertada y la dolía un poco la herida ya curada pero tenía fuerzas para todo. Entonces empezó a recordar todo lo que había pasado:

- ¿Edward?

- ¿Cómo te encuentras?

- ¿Soy como tú?

- Si.

- ¿Y Fritzpatrick?

- Muerto.

- ¿y mi madre?

- No se acuerda de nada.

- ¿ Y ahora que?

- Tu decides.

- Yo quiero estar contigo.

- Pues ya se lo diremos a tu madre.

- ¿ Y qué me espera ahora?

- Pues ¿Qué te parece una larga y feliz vida conmigo?

- Me parece perfecto.

Ashley y Edward se fueron aquel día y nadie nunca volvió a verles.

FIN